5 de septiembre de 2008

Lo tuyo es mío y lo mío es mío


"Todo empezó con el chiste que decía
lo tuyo es mío y lo mío es mío
no comprendimos que eso sería
lo que algún día nos heriría"


Así empezaba un viejo tema de Moris, uno de los primeros del rock nacional. Cualquier parecido con el conflicto del campo no es casualidad.
Lo tuyo es mío y lo mío es mío.
Veamos, cobro mi sueldo y ahí nomás dejo aproximadamente el 17%. ¿En qué? Bien, básicamente en el sistema previsional y de cobertura social. ¿Cómo? En mi caso en el Sistema de Reparto y en el Servicio de Ayuda Social Sindical. Lo mío es mío, pero una parte de lo mío es "nuestro".
Parecería de Perogrullo explicar por qué esto es así, es decir, las implicancias de la vida comunitaria de las personas. Sin embargo, el campo tuvo en vilo al país más de cien días porque decidió que su "mío" tiene que ser más grande.
Resulta que con mi ya reducido sueldo compro y pago el 21% de IVA en prácticamente todo lo que adquiero y cierto es que podría criticar este impuesto al consumo que, como consumidor final no puedo descargar, pero pagado el mismo éste va a las arcas públicas, al "nuestro", al Estado, donde circunstalcialmente están a cargo las personas que "nosotros", en elecciones libres, ungimos.
Vale decir que tuve mis retenciones de un 38% y acá me tenés, escribiendo para sostener una vez más este sistema que me sigue pareciendo el más razonable que conozco, el del esfuerzo compartido, el solidario, el del respeto por las reglas del juego, señoras y señores, adivinaron: Democracia y Sistema Republicano.
¿Qué esperaban? Algo novedoso?
No, esto es muy viejo, tanto como estos tipos que se autoproclaman campo y son los mismos, los de siempre: los que se cagan en la Democracia y en el país.
Cortito y al pie. ¿Para qué los eufemismos y las elipsis?
Hoy es la soja. Mañana la soja deja de ser negocio y esto es noticia vieja. Durante el menemato con importaciones indiscriminadas llegamos a importar basura (literalmente) porque era negocio, mientras se desmantelaba la industria nacional y la desocupación trepaba por encima del 20%. Cuando decimos que solo el 5% de la soja se consume en el país; que prácticamente estamos en un monocultivo; que hay silos no declarados; que a estos ávidos señores sólo se los puede hacer dejar algo para el "nuestro" al liquidar las exportaciones porque se aferran a la doctrina de "lo tuyo es mío y lo mío es mío"; cuando -en definitiva- su meta es la ganancia a como de lugar, estamos hablando de la misma clase crápula de siempre que solo se disfraza de campo a la luz de un tipo de cambio que la hizo mutar de negocio: son vulgares especuladores financieros. Los de hoy, los de ayer, los de siempre. Los de Martínez de Hoz, los de Cavallo, los de la "Patria" Contratista, los de los episodios trágicos de la Argentina, ahora con dos o tres punteros mediáticos.
¿Saben qué?
¡OTRA VEZ SOJA! ¿HASTA CUÁNDO?

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